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Descripción

El herpes es una infección viral de características inflamatorias. Se manifiesta con pequeñas ampollitas cargadas de líquido en la piel que pueden ser dolorosas. Estas se rompen, ulceran, forman una costra y en ocasiones dejan cicatriz. Existen aproximadamente 50 virus diferentes del herpes, que tienen en común la capacidad de producir una infección primaria, permanecer en estado latente para luego despertar y producir infecciones recurrentes.

Los tipos más comunes son los siguientes:

Herpes Simple: hay dos cepas diferentes del virus del herpes simple: VHS-1 y VHS-2. El primer tipo, generalmente está asociado a las infecciones que se manifiestan en la boca, los labios y la cara. Es el herpes más común y muchas personas lo desarrollan en la niñez. Se trasmite a través de la saliva, habitualmente en la familia, mediante un beso o por compartir toallas y otros elementos domésticos como vasos, cubiertos, etc.

La mayoría de las personas se contagia cuando entra en contacto con el virus, sin embargo el 90 por ciento no presenta síntomas en la primera infección. En el restante 10 por ciento de los casos, unos 20 días después de producido el contagio aparecen vesículas (ampollitas) translúcidas en pequeños grupos que generan ardor, aún antes de su aparición. Esta etapa dura entre 7 y 10 días. Luego de esta infección inicial, el virus migra a las células nerviosas donde permanece latente.

Diversas situaciones tales como el estrés, la fiebre, la menstruación o la exposición al sol pueden despertar al virus y originar nuevos episodios que producirán lesiones en el mismo lugar en el que aparecieron la primera vez, o en un punto próximo. Las recurrencias suelen ser más leves que la primera aparición.

No es posible predecir el tiempo que durará el período de latencia o la frecuencia de reaparición del virus. Puede darse con intervalos de semanas o no repetirse nunca el episodio.

Raramente se producen algunas complicaciones como meningoencefalitis (una infección en el revestimiento del cerebro) o infecciones oculares.

El segundo tipo del herpes simple (VH2) es el que aparece en los genitales. Se transmite en la mayoría de los casos, pero no únicamente, por contacto sexual. Genera el mismo tipo de lesiones que aparecen en la cara y suelen ser muy dolorosas. Tiene el mismo patrón recurrente que el tipo 1, aunque en este caso, las relaciones sexuales pueden ser el desencadenante de las apariciones. Al igual que en el tipo 1, las recurrencias suelen presentar síntomas más leves que la primera infección.

El episodio inicial inmediato al contagio en muchos casos es tan leve que el infectado ni siquiera lo nota. Años más tarde, al aparecer una recidiva, la que es realmente una segunda manifestación del virus puede ser confundida con la infección inicial, por lo que es posible equivocar la fuente del contagio.

Si una mujer embarazada presenta un herpes genital activo durante el parto, puede transmitírselo al bebe al momento del nacimiento, si este se produce por el canal genital. En caso de que el herpes esté inactivo durante el parto no existe riesgo de contagio.

En algunos casos particulares el herpes puede aparecer en otras zonas del cuerpo que estuvieron en contacto con la saliva.

Herpes Zóster: esta enfermedad, que se conoce popularmente como «culebrilla», es el virus de la varicela zóster. La infección primaria es una varicela y la recurrencia es el herpes zóster. Luego de la primera manifestación el virus migra a células nerviosas y permanece en estado latente.

En cualquier momento puede volver a activarse. Aún cuando la infección se produjera en los primeros años de vida, lo más frecuente es que la manifestación recurrente se produzca después de los 50 años y, aunque no es lo más común, puede presentarse en edades más tempranas.

Los episodios de herpes Zóster se expresan a través de erupciones en el pecho, la espalda, los brazos o alrededor de la nariz y los ojos. La sensación es de quemazón o de hipersensibilidad en la piel que comienza varios días antes de la aparición de las lesiones en la piel. Las ampollas que se producen, luego se rompen y forman costras. En total, el proceso de manifestación dura unas dos o tres semanas, aunque el dolor en la piel puede persistir mucho tiempo más.

Lo característico de este tipo de herpes es que las lesiones se distribuyen siguiendo la trayectoria del nervio en el que el virus permaneció latente. Generalmente las lesiones aparecen en la zona del tronco, aunque también en la cara. Resulta peligroso si se acerca a los ojos, ya que si los compromete, puede provocar una lesión permanente.

Es necesario controlar el avance de las lesiones para evitar que se produzcan sobreinfecciones bacterianas en la piel lastimada. Otra complicación conocida como neuralgia pos herpética es la persistencia del dolor un mes después de que las lesiones desaparecen y puede durar meses o incluso años. En pacientes inmunodeprimidos las lesiones pueden diseminarse, iniciar procesos necróticos y padecer recidivas frecuentes

Estar en contacto con una persona que padece una manifestación de herpes zóster no produce un contagio de herpes zóster, pero sí puede desencadenar la varicela en quien nunca la tuvo.

Síntomas

  • Dolor y ardor en la piel en las zonas afectadas en el herpes tipo 1.
  • Fiebre y malestar general, dolor muscular y escozor al orinar en el herpes genital.
  • Picazón en las lesiones de la varicela zoster.
  • Ardor, dolor y sensación de quemazón en las lesiones del herpes zoster.
  • Neuralgia post herpética: dolor que permanece en el lugar donde estuvieron las lesiones luego de que estas desaparecen.

Prevención y tratamiento

Para prevenir el contagio de cualquier herpes es recomendable que la persona que lo padece conozca la característica recurrente de la enfermedad y tome las precauciones necesarias para no contagiar a otros en estos períodos.

Un simple saludo con un beso puede transmitir el virus del herpes simple tipo 1. En el caso del tipo 2 se recomienda el uso del preservativo para evitar su transmisión sexual. Es muy frecuente que el contagio sexual se produzca aún cuando no hay lesiones visibles.

El herpes simple se trata con antivirales tópicos (para colocar en la piel) o por vía oral. En el caso del herpes zóster se utilizan también antivirales por vía oral para tratar el virus y analgésicos para disminuir los síntomas de dolor y compresas con antisépticos para evitar sobreinfecciones bacterianas. En caso de darse una neuralgia post herpética, se indican medicamentos de aplicación local, analgésicos comunes y otros específicos.

También se utilizan soluciones locales para secar las pequeñas ampollitas y evitar sobreinfecciones.

Una vez contraído el virus los medicamentos no suprimirán las recidivas, aunque en algunos casos es posible realizar tratamientos continuados que eviten la reaparición del herpes.

En pacientes inmunodeprimidos con infecciones extendidas puede indicarse un tratamiento con antivirales por vía endovenosa.

Fuentes: Colegio Ibero Latinoamericano de Dermatología (Argentina), Academia Americana de Dermatología, Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

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