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Patologías y tratamientos

Infección Urinaria

Definición

Es una infección de cualquier parte de las vías urinarias, que comprenden los órganos que recogen, almacenan y eliminan la orina del cuerpo: los riñones, uréteres, la vejiga y la uretra.
Es la más común de todas las infecciones bacterianas. Abarca una variedad de cuadros clínicos cuyas manifestaciones dependerán de los mecanismos de defensa de quien la padece y del grado de agresividad y cantidad de bacterias que causa la infección.

De acuerdo a la magnitud y localización de la misma la infección se manifestará como:

  • Pielonefritis aguda: Es la inflamación de la pelvis renal (vía urinaria alta) y del riñón causada por una infección. Se caracteriza por presentar dolor lumbar unilateral o bilateral (de uno o ambos riñones) que se puede extender al abdomen inferior (bajo vientre) asociado a fiebre, escalofríos, náuseas y vómitos. Puede asociarse a cistitis.
  • Cistitis: es el proceso inflamatorio de la vejiga conocido como infección urinaria baja, muy frecuente en la mujer. Cuando es aguda, significa súbita o grave. Se caracteriza por ardor intenso y aumento de la frecuencia al orinar, a veces incontinencia de orina y con menor frecuencia por la aparición de sangre en la orina (hematuria).
  • Prostatitis: es la inflamación aguda de la próstata provocada habitualmente por el ingreso de orina infectada dentro del tejido prostático. Los síntomas son fiebre, ardor y dificultad para orinar, dolor perineal (dolor y sensación de peso entre los testículos y el ano). Existe otra forma de presentación más frecuente que es la prostatitis crónica y se manifiesta como episodios de infección urinaria reiterada y síntomas menos severos
  • Bacteriuria asintomática: es la presencia de bacterias en la orina en ausencia de signos y síntomas de infección urinaria.

Como en cualquier patología infecciosa resulta esencial tratar de conocer el germen causal,  para lograr así un tratamiento más efectivo. En el caso de las infecciones urinarias el análisis del sedimento de orina y el urocultivo (UC) son los estudios de mayor utilidad. En la infección urinaria adquirida el microorganismo más frecuentemente aislado se denomina Escherichia Coli (80%).

Los siguientes exámenes se pueden hacer para ayudar a descartar problemas en el aparato urinario que podrían llevar a infección o dificultar el tratamiento de una infección urinaria:

  • Tomografía computarizada del abdomen
  • Pielografía intravenosa (PIV).
  • Gammagrafía del riñón.
  • Ecografía del riñón.
  • Cistouretrograma miccional.

Los siguientes factores también incrementan las probabilidades de desarrollar una infección urinaria:

  • Diabetes.
  • Cualquier alteración en la anatomía del sistema urinario que altere el flujo de orina.
  • Edad avanzada (sobre todo las personas en asilos de ancianos).
  • Problemas para vaciar la vejiga (retención urinaria) debido a trastornos neurológicos o cerebrales.
  • Predisposición biológica de las mujeres con anatomía normal de la vía urinaria.
  • Un tubo llamado sonda vesical introducido en las vías urinarias.
    Incontinencia intestinal.
  • Cálculos renales.
  • Permanecer quieto (inmóvil) por un período de tiempo largo.
  • Embarazo.

Síntomas

Los síntomas de una infección vesical abarcan:

  • Orina turbia o con sangre que puede tener un olor fuerte o fétido.
  • Fiebre baja (no toda persona tendrá fiebre).
  • Dolor o ardor al orinar.
  • Presión o calambres en la parte inferior del abdomen (por lo general en la mitad) o en la espalda.
  • Fuerte necesidad de orinar con frecuencia, incluso poco después de haber vaciado la vejiga.

Si la infección se propaga a los riñones, los síntomas pueden abarcar:

  • Escalofríos y temblores o sudores nocturnos.
  • Fatiga y sensación de malestar general.
  • Fiebre por encima de 38º C.
  • Dolor de costado, en la espalda o la ingle.
  • Piel enrojecida o caliente.
  • Cambios mentales o confusión (en las personas ancianas, estos síntomas a menudo son los únicos signos de una infección urinaria).
  • Náuseas y vómitos.
  • Dolor abdominal intenso (algunas veces).

Prevención y tratamiento

La mejor manera de disminuir las consecuencias de una infección urinaria es la prevención. El principal mecanismo de defensa del aparato urinario es el vaciado periódico, para ello se necesitan dos medidas básicas: tomar líquidos y orinar.

Se le recomendará al paciente beber al menos 2,5 litros de líquido al día y vaciar la vejiga cada tres horas durante el día. Al ser la vejiga un órgano reeducable es de suma importancia hacer hincapié en estos conceptos si es que el paciente no los cumple.

Otras medidas que en las mujeres resultan importantes son: orinar antes y después de tener relaciones y limpiar el área genital y anal antes y después de la actividad sexual. Evitar la higiene genital excesiva que barre con la flora normal y el uso de cremas espermicidas por la misma causa. Además limpiar siempre de adelante hacia atrás después de usar el baño. Evitar los pantalones apretados y usar ropa interior de tela de algodón.

Se puede beber jugo de arándano o usar  tabletas de arándano agrio, pero no si tiene antecedentes personales o familiares de cálculos renales. No tomar líquidos que irriten la vejiga, como el alcohol y la cafeína.

Los cambios en el estilo de vida pueden ayudar a prevenir algunas infecciones urinarias.
Antes de empezar un tratamiento, el médico definirá si el paciente tiene una infección renal o vesical simple o si es un cuadro más complejo.

Para las infecciones leves de la vejiga y el riñón, generalmente se recomiendan antibióticos tomados por vía oral debido a que hay un riesgo de que la infección se extienda a los riñones. Es importante terminar de tomar el antibiótico incluso si el paciente se siente mucho mejor; las personas que no lo hacen pueden padecer una infección que resultará más difícil de tratar.

Además, el médico puede recomendar medicamentos para aliviar el dolor y la necesidad urgente de orinar. Toda persona con una infección renal o vesical debe tomar mucha agua.
Si el paciente está muy enfermo, lo pueden hospitalizar para administrarle líquidos y antibióticos vía endovenosa. También lo pueden internar en el hospital si:

  • Es una persona de edad avanzada.
  • Tiene cálculos renales o cambios en la anatomía de sus vías urinarias.
  • Ha tenido recientemente una cirugía de las vías urinarias.
  • Tiene cáncer, diabetes, esclerosis múltiple, lesión de la médula espinal u otros problemas médicos.
  • Está embarazada y tiene fiebre o aparte de esto está enferma.

Algunas personas tienen infecciones urinarias que siguen reapareciendo o que no desaparecen con tratamiento. Se denominan infecciones urinarias crónicas. En esos casos, el paciente puede necesitar antibióticos por un período de tiempo prolongado (quizás de hasta 6 meses a 2 años), o se pueden prescribir antibióticos más fuertes.

Si un problema estructural (anatómico) está causando la infección, se puede recomendar la cirugía.

Fuentes: Urologic Clinics of North America, Centro Coordinador Nacional de Información sobre las Enfermedades Renales y Urológicas (EE.UU), Cátedra de Urología de la Universidad de Buenos Aires, Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

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