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Descripción

Es una alteración de la cantidad o calidad del sueño. Generalmente se expresa como la dificultad para dormir o para permanecer dormido. Todas las personas padecen alguna vez en su vida un episodio de insomnio, sin embargo cuando esta situación se mantiene durante semanas o meses es necesario realizar una cuidadosa evaluación del cuadro.

Las causas del insomnio son variadas. Muchos trastornos de salud preexistentes pueden generarlo (cardiopatías, enfermedades respiratorias, endocrinológicas y hasta dolores musculares forman parte de una larga lista). También pueden provocarlo algunas medicaciones.

Los motivos psicológicos se cuentan entre los más relevantes. De hecho, la mayoría de los casos de insomnio se deben al estrés, la ansiedad, la esquizofrenia y la depresión. Aunque en muchas ocasiones no es necesario hablar de patologías vinculadas al insomnio, situaciones tales como preocupaciones laborales y económicas, problemas familiares, conflictos conyugales, pueden ser motivo suficiente para no lograr conciliar el sueño.

También puede darse como consecuencia de otros trastornos del sueño que, en muchos casos, son desconocidos para quien los padece, tales como las apneas o alteraciones en el ritmo circadiano.

Existe una forma del insomnio que se da como consecuencia de una situación de gran demanda física o psicológica. Sin embargo, una vez superada esa situación de demanda externa, el problema para dormir persiste. Se trata, en este caso, de insomnio condicionado.

Síntomas

  • Dificultad para quedarse dormido.
  • Despertares continuos durante la noche.
  • Sueño poco reparador.
  • Somnolencia durante el día.

Prevención y tratamiento

Es posible adoptar algunos hábitos que favorecen el buen dormir: hacer ejercicios por las mañanas, evitar las siestas, el café, el mate, el alcohol y las gaseosas. También es recomendable no realizar comidas copiosas y pesadas en la cena.

Cuando es difícil conciliar el sueño, seguramente ayudará establecer una rutina que permita ir a dormir todos los días aproximadamente a la misma hora. Es necesario contar con una cama cómoda, un ambiente silencioso con buen clima y evitar los ruidos y entradas de luz en la madrugada.
Ejercicios de respiración con el objetivo de lograr una relajación, pueden también resultar de ayuda para conciliar el sueño.

En algunos casos, revertir algunos malos hábitos, será tratamiento suficiente. En otros, el médico deberá indicar un tratamiento farmacológico. Existen dos grandes familias de medicamentos utilizados para tratar el insomnio: sedantes e inductores naturales del sueño.

En ningún caso se recomienda la automedicación, ya que algunos de estos fármacos pueden generar efectos secundarios, resistencia al principio activo (será necesaria una dosis mayor para lograr el efecto deseado) y adicción.

Fuentes: Fundación Favaloro, Manual Farmacéutico Alfa Beta, Red en Medicina del Sueño, Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos

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