Alta complejidad Alta complejidad
19 Sep 2025

Retina: donde la visión se juega en detalle

Las enfermedades de la retina —como la degeneración macular o la retinopatía diabética— pueden avanzar en silencio y provocar pérdida irreversible de visión. Hoy, entre cirugías de precisión, inyecciones intravítreas y nuevas tecnologías, la oftalmología ofrece soluciones cada vez más precisas y sofisticadas.

De pronto aparecen puntitos negros que flotan como mosquitas, telarañas que se mueven con la mirada o destellos que recuerdan al flash de una cámara. A veces es una neblina que avanza sobre el campo visual; otras, una línea recta que de golpe se ve torcida. Cuando estos fenómenos se presentan, pueden ser señales de que algo pasa en la retina, el complejo y delicado tejido que tapiza el fondo del ojo y nos permite ver el mundo en detalle.

La retina es una película finísima donde millones de células especializadas captan la luz y la transforman en impulsos eléctricos que viajan por el nervio óptico hasta el cerebro, donde se decodifica la imagen. “Básicamente, funciona como si fuera el rollo de una cámara analógica de fotos”, grafica la doctora Ana Laura Domínguez Yates, médica de staff del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral. Se puede tener la mejor lente, pero si la retina falla, la visión se altera: puede padecer distorsiones, volverse borrosa o fragmentada, perderse la visión central o, incluso, apagarse por completo.

Retina: donde la visión se juega en detalle
La retina, ese “rollo fotográfico” interno que nos permite ver en detalle.

Cuando la retina enferma: un mapa (inconcluso) de patologías

Las patologías de retina no siempre son propias del ojo; a veces están causadas por otras enfermedades sistémicas. La diabetes es un ejemplo claro: si no está bien controlada, puede provocar una retinopatía diabética, o sea, el daño de los vasos sanguíneos de la retina, o un edema macular diabético, que consiste en la acumulación de líquido en la mácula —la zona central de la retina que nos da visión fina y detallada— y termina afectando la visión principal.

La hipertensión arterial también puede hacer mella, señala la especialista. ¿Cómo? A través de retinopatías hipertensivas y obstrucciones vasculares, que lesionan la retina y muchas veces desembocan en edema macular. “En estos casos, es importante un diagnóstico oportuno y un eventual tratamiento para aquellos casos que lo requieran, y así evitar complicaciones”, advierte la doctora Domínguez Yates.

Otras veces, la enfermedad de la retina surge directamente en este tejido sensible. Y dentro de las patologías que afectan el área macular, una de las más frecuentes es la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), que por lo general aparece a partir de los 60 años. La retina, como todo órgano, también envejece, y muchas de sus patologías comienzan o se agravan con el paso de los años. La DMAE se produce por la acumulación de desechos en capas de la retina donde no deberían estar. El resultado: daño progresivo que puede terminar en atrofias o sangrados. En sus inicios, especialistas pueden detectar pequeños depósitos amarillentos (drusas) o cambios en el epitelio pigmentario de la retina.

Además de la degeneración macular, existen muchas otras enfermedades propiamente de la retina. Se pueden citar, por mentar tan solo algunos casos,  los síndromes de tracción vitreomacular, en los que el vítreo —ese gel transparente que rellena el ojo— ejerce una tracción sobre la mácula, deformándola. Allí aparecen cuadros como la membrana epirretiniana, que crece como una película sobre la mácula, la contrae y la arruga, produciendo metamorfopsias (cuando las líneas rectas se ven onduladas); o el agujero macular, que perfora esa zona y compromete de lleno la visión central.

Importante destacar además el desprendimiento de retina, una urgencia oftalmológica que puede aparecer tras un traumatismo (por ejemplo, el clásico pelotazo en la cancha), o simplemente al azar, por una tracción del vítreo sobre la retina periférica. El paciente lo percibe como un telón negro que cae o una neblina que avanza, y muchas veces está precedido por “lucecitas” (fotopsias) o por las famosas “moscas volantes” (miodesopsias).

“No todas las moscas volantes, o flotadores vítreos, son peligrosas: la mayoría aparecen con la edad por cambios normales en el vítreo. Pero cuando surgen por primera vez, o bien, aumentan de golpe, cambian de aspecto o se acompañan de destellos, hay que consultar en el momento. Puede marcar la diferencia entre resolver el problema con un láser en consultorio o necesitar una cirugía compleja”, subraya la experta. 

Retina: donde la visión se juega en detalle
La retina es un tejido delicado que transforma la luz en imágenes.

Máxima precisión en el tratamiento

Cuando de patologías de retina se trata, el abanico de terapias es amplio y sofisticado. Algunas requieren cirugía. La vitrectomía, por ejemplo, permite extraer el vítreo y trabajar directamente sobre la retina. “En el caso de una membrana epirretiniana, se tiñe y se retira manualmente un tejido que mide apenas algunas micras (milésimas de milímetro). Es una operación de altísima precisión”, describe la doctora Domínguez Yates. El láser entra en juego en otras situaciones, y sirve —entre otras cosas— para sellar desgarros que podrían provocar un desprendimiento o para tratar ciertas retinopatías.

Además, están las inyecciones intravítreas, un procedimiento muy habitual hoy en día. Se aplican dentro del ojo para frenar el crecimiento de vasos anormales o controlar el edema o la inflamación. “Al principio asustan: ¿quién no se pondría nervioso ante la idea de una inyección en el ojo? Pero en realidad es un procedimiento breve, con anestesia local, que no genera dolor, bien tolerado por los pacientes”, asegura la especialista. En los últimos años surgieron nuevos fármacos que permiten espaciar estas aplicaciones, lo que facilita la adherencia en tratamientos crónicos.

Retina: donde la visión se juega en detalle
Un control anual puede detectar alteraciones antes de que aparezcan los síntomas.

Detectar a tiempo lo cambia todo

Las enfermedades de la retina no duelen. Su aviso son los cambios en la visión: líneas rectas que se ven torcidas (metamorfopsias), manchas grises en el centro del campo visual (escotomas), visión borrosa. Por eso, la prevención es vital. Un fondo de ojo anual permite detectar alteraciones incluso en personas sin síntomas. “En diabéticos e hipertensos, el control metabólico siempre debe incluir fondo de ojo. Y en la población general, al menos una vez por año conviene hacerlo, aunque sea solo para descartar hallazgos”, recomienda la profesional. 

Pese a ser un estudio muy socorrido, ¿en qué consiste exactamente el fondo de ojo? Pues, en esencia, se aplican unas gotas que dilatan la pupila y permiten a la especialista mirar el interior del ojo. De esa manera se evalúan la retina, el nervio óptico, los vasos sanguíneos y el vítreo. El efecto dura unas horas y genera visión borrosa transitoria, pero es imprescindible para revisar con detalle.

En el Hospital Universitario Austral, el diagnóstico se apoya en estudios de alta tecnología como la tomografía de coherencia óptica (OCT), la retinografía a color, la autofluorescencia y la angiografía con contraste, entre otros estudios que permiten ver en detalle la mácula, la retina periférica y el nervio óptico. El servicio también incorporó recientemente la cirugía 3D, que proyecta la operación en pantallas de alta definición. “Es un avance enorme: además de mejorar la visualización,  el cirujano trabaja en una posición más ergonómica y todos los que están en el quirófano ven exactamente lo mismo que ve el especialista”, destaca la médica.

En cuanto a lo que se viene, el futuro se abre a terapias cada vez más innovadoras. En el mundo, se investigan implantes de liberación prolongada para reducir la frecuencia de inyecciones, y la Inteligencia Artificial ya se prueba como herramienta para el diagnóstico precoz, analizando fotografías de retina para detectar alteraciones antes de que el paciente note síntomas. En el horizonte, aparece además la terapia génica, destinada a enfermedades hereditarias como la retinosis pigmentaria, que hoy no tienen tratamiento curativo. “No es algo masivo todavía, se hace en algunos centros nacionales e internacionales, pero es una línea de investigación que despierta mucho entusiasmo”, concluye la doctora Domínguez Yates.

Nos acompañan