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29 Ago 2025

Ross, una de las cirugías más asombrosas de la medicina

Reemplazar una válvula enferma por otra del propio corazón: eso logra la cirugía de Ross, un procedimiento que pocos equipos en el mundo realizan y que el Hospital Universitario Austral lleva adelante en niños y adultos, con resultados extraordinarios.

Lo que parece un imposible se vuelve realidad en manos expertas: con el corazón detenido, cirujanos reemplazan la válvula aórtica enferma por la válvula pulmonar del propio paciente, y colocan en su lugar un homo-injerto (es decir, un tejido de donante preparado especialmente). Esta coreografía quirúrgica milimétricamente calculada tiene nombre: cirugía de Ross, un procedimiento de altísima complejidad que el Hospital Universitario Austral practica desde hace más de una década en niños y que ahora, de manera sostenida, realiza también en adultos.

Ross, una de las cirugías más asombrosas de la medicina
La cirugía de Ross exige rapidez y destreza: el corazón se detiene por dos horas mientras los cirujanos realizan el “cambio de válvulas”.

Máxima destreza  

El corazón es un motor que, en cada lado, cuenta con válvulas. “La pulmonar y la aórtica son casi gemelas: tienen la misma forma, pero trabajan a distinta presión. Por eso es posible trasladar la válvula pulmonar a la posición aórtica, cuando esta falla”, explica el doctor Guillermo Vaccarino, médico especialista en Cirugía Cardiovascular y director del Instituto de Cardiología y Terapéutica Cardiovascular del Hospital Universitario Austral.

Para llevar a cabo este “cambio de piezas”, primero se conecta al paciente a una máquina de circulación extracorpórea. “Se para el corazón, se lo vacía completamente de sangre y recién entonces se concreta el traslado valvular: la pulmonar pasa a la aorta y en su lugar se coloca el homo-injerto”, describe el doctor Christian Kreutzer, jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular Infantil del Hospital Universitario Austral.

“La cirugía de Ross es más compleja que un trasplante —advierte el doctor Vaccarino—, pero con un riesgo mucho menor cuando está bien indicada. En Argentina, la mortalidad de un trasplante está entre el 10 y el 20 % a treinta días, mientras que en el Ross no debería superar el 1 %. La válvula pulmonar en posición aórtica funciona como si el paciente no estuviera operado o enfermo del corazón”. 

La operación demanda manos hábiles y veloces. “Es mucho más simple poner una prótesis mecánica o biológica. El Ross exige un nivel de destreza que pocos equipos en el mundo pueden sostener”, apunta el doctor Kreutzer sobre una intervención que, en promedio, dura dos horas con el corazón detenido. 

Esta técnica fue descrita por primera vez en Londres en la década del 60 por el médico Donald Ross —pionero de la cirugía cardíaca y director del equipo que realizó el primer trasplante de corazón en el Reino Unido—, y se consolidó a partir de los años 90. Desde entonces, los resultados a largo plazo la convirtieron en una alternativa de referencia para pacientes seleccionados.

Ross, una de las cirugías más asombrosas de la medicina
La válvula pulmonar pasa a ocupar el lugar de la aórtica enferma, y en la posición pulmonar se coloca un injerto donado.

Indicación y beneficios de una operación única

En el país, son contados los hospitales que realizan la cirugía de Ross en pediatría, y en adultos, actualmente, el Hospital Universitario Austral es el único que la lleva adelante en forma activa. “El candidato ideal es alguien sano salvo por su válvula aórtica, especialmente quienes presentan estenosis aórtica (un estrechamiento progresivo del orificio por donde sale la sangre) o insuficiencia aórtica”, aclara el doctor Vaccarino.  

En adultos, luego de la cirugía de Ross, la expectativa de vida es igual a la de la población general sana. También en niños, donde la ventaja es única, en tanto la válvula trasplantada acompaña el crecimiento del pequeño, ya que es un tejido vivo. Al respecto, el doctor Kreutzer brinda un ejemplo elocuente: “Hemos hecho un Ross en un bebé de apenas 1,4 kilos, que hoy tiene ocho años y nunca más necesitó otra cirugía. Además, en pediatría es la única alternativa real, porque directamente no existen prótesis que se adapten al tamaño de un recién nacido”.

En lo que va del año, el Hospital Universitario Austral ya operó a tres varones de entre 45 y 52 años, además de un niño de cuatro. Uno de esos pacientes, apasionado por el montañismo y la navegación, buscaba evitar la anticoagulación de por vida: encontró en el Ross la opción que necesitaba y, a los pocos días, volvió a casa.

El beneficio es claro: vivir con una válvula viva que funciona de manera natural, sin medicación anticoagulante y con muy baja probabilidad de necesitar otra operación en el futuro. Las demás alternativas, después de todo, son válvulas biológicas, que en personas jóvenes tienden a deteriorarse con rapidez y llevan nuevamente al quirófano; o válvulas mecánicas, que obligan a una anticoagulación permanente, con el riesgo acumulado de ACV o hemorragias que ese tipo de medicamento implica. 

Ross, una de las cirugías más asombrosas de la medicina
En pediatría, gracias a la cirugía de Ross, la válvula trasplantada crece con el niño, evitando múltiples cirugías.

Mirada al futuro

Además de las notables ventajas que la cirugía de Ross trae a los pacientes, la apuesta es dejar un legado. “No queremos que dependa de un nombre propio, sino de un programa sólido —subraya el doctor Vaccarino—. La idea es que los residentes y jóvenes cirujanos se formen y que el Hospital Universitario Austral siga siendo un centro de referencia en esta técnica”. 

El proceso ya está en marcha: este año, un residente de primer año participó como ayudante en tres cirugías de Ross. Una experiencia difícil de conseguir en otros centros, que muestra cómo la innovación médica también se convierte en escuela para las generaciones futuras.

El doctor Kreutzer lo resume con una frase potente:

“El Ross es una cirugía que, cuando se hace bien, puede cambiar completamente la vida de un paciente. Y el hecho de poder ofrecerla aquí, en nuestra institución, es un enorme orgullo”. 

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