
Integrado por Daniel Klinger, cirujano cardiovascular infantil, Tomás Ponte (anestesiólogo), y las instrumentadoras quirúrgicas Celeste Martínez y Florencia Paredes, el grupo trabajó durante seis días quirúrgicos junto a profesionales locales y a un equipo internacional de cirujanos, cardiólogos, enfermeras, kinesiólogos y médicos terapistas de Estados Unidos, Canadá e Irlanda.

Durante la misión se realizaron 19 cirugías cardíacas pediátricas complejas, ofreciendo una oportunidad única de tratamiento a niños que no tienen acceso a este tipo de atención especializada.
“Al participar de estas actividades ayudamos a reducir la gran brecha de salud que existe con pacientes que viven tan alejados del acceso a una cirugía cardiovascular. Cada intervención tiene un gran impacto en la vida de cada paciente y su familia, transformándola para siempre. Estas experiencias nos recuerdan que la salud es un derecho universal, no un privilegio”, expresó el Dr. Klinger.
Esta experiencia reafirma el compromiso de nuestros profesionales con una medicina más humana y solidaria, y con el intercambio científico y cultural que enriquece tanto el crecimiento personal como el profesional.