Cada paso de Noah, un pequeño de 2 años que vive con parálisis cerebral tras una hipoxia en el parto, inspira a su familia a valorar la vida con amor, fuerza y gratitud.
El domingo 21 de agosto, su papá Sebastián corrió los 42 km de la maratón llevando en alto el nombre de su hijo y la causa de la discapacidad.

Durante la carrera, Sebastián se enfocó en representar a todas las personas con discapacidad:
“En los kilómetros 20 a 30, me repetía constantemente: ‘por las personas con discapacidad’. Me encontré con otra persona corriendo sola con discapacidad y corrimos varios metros juntos alentándonos mutuamente. Fue un momento hermoso.”
El Hospital Universitario Austral acompañó a Noah y su familia en cada etapa de este camino:
“Nos sentimos orgullosos de llevar el nombre del Hospital porque el acompañamiento que recibimos fue cercano, humano y profesional. Nos ayudaron a sanar cicatrices y a transitar la discapacidad con valentía y amor”.

Cruzar la meta fue un instante de profunda gratitud:
“Mil pensamientos se me cruzaron en ese momento, pero el más fuerte que sigue días después sonando es: ‘si la carrera de la vida se corre acompañado con amor y empatía, seguro al final de la misma entenderemos que todo valió la pena y tuvo sentido'”. —Señala Sebastián.
Su mensaje a otras familias que atraviesan la discapacidad con sus hijos es claro y contundente:
Historias como la de Noah y su familia nos recuerdan que cada desafío, por más grande que sea, puede convertirse en un acto de amor y solidaridad. En el Hospital Universitario Austral celebramos estos pasos, que nos enseñan que correr la vida acompañado con empatía y corazón siempre tiene sentido.