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Várices y arañitas: todo sobre el sistema venoso

Lunes 24 de junio de 2013

“Lo primero que tenemos que considerar es que el sistema venoso de los miembros inferiores realiza una función específica: el retorno de la sangre al corazón, que había arribado a las piernas a través de las arterias”, comenzó diciendo la Dra. Laura Ximena Caldevilla, médica del staff de Cirugía Vascular Periférica y Flebología del Hospital Universitario Austral (HUA), al ser consultada respecto a ese intrincado sistema que recorre todo el cuerpo, pero que tiene algo así como “secciones”.

 

Entre éstas se cuentan el sistema venoso profundo, que está ubicado entre los músculos, y se encarga de entre el 80 y 90% de la circulación (retorno), y el sistema venoso superficial (localizado entre el tejido graso), que transporta entre el 10 y 20% restante, uniéndose para ello en algún punto con el profundo.

 

“Debido a que se encuentran debajo de la piel, las patologías o complicaciones del  sistema venoso superficial suelen ser fácilmente advertidas, mientras que las que afectan al sistema venoso profundo sólo se sospechan por signos clínicos, y en todos los casos necesitan aparatología para su diagnostico. En este sentido, el ecodoppler es la primera opción prácticamente en todos los casos”, detalló la Dra.

 

En cuanto al sistema venoso superficial, la enfermedad se manifiesta a través de varices. De acuerdo con la clasificación internacional, el Grado I corresponde a las denominadas arañitas –técnicamente llamadas telangiectasias- y el Grado II a lo que comúnmente se conoce como varices, que no son otra cosa que venas dilatadas, alargadas o elongadas con relieve de trayecto serpiginoso.

 

Si bien en el 80% de los casos lo central de estas patologías para por lo estético, en el 20% restante pueden existir complicaciones.

 

“Entre éstas se cuentan la trombosis que corresponde a la formación de un coagulo `caliente´ en una várice (varicoflebitis) acompañado de inflamación, coloración, y dolor. También puede desarrollarse lo que se conoce como eczema varicoso, que es cuando la piel por encima de la várice se descama y pica mucho; o bien una varicorragia o sangrado de una vena superficial, generalmente en el tobillo. Por último, puede ser que se desarrollen trastornos troficos (lipodermatoesclerosis o ulcera) en cuyo caso además de la visualización de las varices, tenemos en el sistema venoso superficial, una insuficiencia venosa. Esta insuficiencia también puede ocurrir en el sistema venoso profundo, cuando el coágulo o trombo deja como secuela un daño permanente de la válvula o una obstrucción al paso de la sangre”, enumeró la especialista del HUA.

 

Cabe aclarar que la lipodermatoesclerosis se manifiesta como coloración amarronada, endurecimiento y aparición de tejido graso circundante; mientras que la ulcera puede advertirse por tener una herida excavada redondeada en la cara interna de la pierna.

 

“La trombosis venosa profunda es, sin duda, la complicación aguda más temida, razón por la cual siempre debe sospecharse en presencia de dolor e hinchazón brusca de una pierna. En ese caso lo primero que hay que hacer es anticoagular, porque de lo contrario el desprendimiento de una parte de ese coagulo puede ser arrastrado por la circulación venosa al corazón y de ahí a los pulmones generándose una embolia de pulmón que puede ocasionar la muerte del paciente”.

 

Por lo general las patologías descriptas afectan más a las mujeres, quienes suelen tener un interés meramente estético. Pero dado que las várices y arañitas pueden ser la manifestación de una enfermedad sistémica o secundaria a alteraciones del sistema venoso superficial o profundo, antes de comenzar un tratamiento hay que realizar un correcto diagnostico a través de una entrevista, un examen físico y un estudio por imágenes como es el ecodoppler venoso.

 

Los tratamientos

Puntualmente en cuanto a las arañitas, aunque éstas no progresan a varices sí pueden proliferar con el tiempo, con lo cual es necesario controlarlas y tratarlas.

 

Para esto –antes que nada- es fundamental cumplir con las medidas que contribuyen a disminuir los factores de riesgo, entre las cuales se cuentan bajar de peso, evitar el sedentarismo, usar medias o vendas elásticas y utilizar drogas venotonicas.

 

Además existen diversos tratamientos como por ejemplo la escleroterapia que consiste en la inyección de fármacos dentro de las venas produciendo la irritación de las paredes de las mismas, que luego se adhieren obstruyendo el flujo. Este tratamiento también puede realizarse mediante un ecodoppler (escleroterpia eco-guiada), en caso que la vena a tratar no sea visible. Ambos son ambulatorios –es decir que no requieren internación, quirófano ni anestesia- y permiten una reinserción laboral inmediata, sin dejar cicatrices.

 

“También contamos con el láser transdérmico o endovascular, mediante el cual a través de la introducción de una fibra a lo largo de la vena enferma, se entrega la energía láser desde adentro produciendo el cierre de la misma por efecto del calor. Esta indicado para el tratamiento de la insuficiencia de la vena safena interna o externa con diámetro pequeño. Requiere de quirófano y anestesia, así como también de una breve internación, aunque  la reinserción laboral es precoz”, esgrimió la Dra. Laura Caldevilla.

 

“Por último, completó, existe la posibilidad de realizar una cirugía o resección quirúrgica tanto de las venas internas o externas (safenectomia), cuando éstas presentan insuficiencia y dilatación importante y en casos en que la efectividad del láser y de la escleroterapia decae. La cirugía se realiza en quirófano con anestesia general o regional y pocas horas de internación”.

 

Por su parte, las varices se pueden tratar con microcirugía, anestesia local e internación breve, contando con una recuperación rápida y sin cicatrices.

 

Factores predisponentes y cifras

Al ser consultada, la Dra. comentó que entre los factores no evitables que pueden favorecer cuadros de insuficiencia venosa de los miembros inferiores se cuentan las mutaciones genéticas y su transformación hereditaria.

 

Por su parte, en cuanto a los números de estas patologías, ejemplificó:

-Existe cierto predominio femenino, ya que según el estudio Framingham son afectados anualmente el 2,6% de las mujeres y el 1,9% de los hombres.
-La prevalencia de varices varia desde menor al 1% hasta llegar al 73% en mujeres, y desde el 2% hasta el 56% en hombres.
-El estudio de Cornu-Thenard expresó que si solo uno de los padres esta afectado, tendrá varices el 25% de los varones y el 62% de las mujeres; mientras que si ambos padres son varicosos, la posibilidad en ambos sexos alcanza el 90%.
-Cuando no hay historia familiar, solo el 20% tendrá várices.

 

Para finalizar, sobre las medidas preventivas en la insuficiencia venosa aclaró que si bien “no son muy efectivas, pueden aliviar los síntomas y enlentecer la progresión de la enfermedad varicosa”.

 

Por este motivo, acercamos algunas de ellas:

-El movimiento es esencial. Esto quiere decir que debe realizarse una caminata diaria.
-Para estimular la circulación venosa durante la inmovilización prolongada en el trabajo es útil realizar movimientos con los pies (flexión y extensión), en forma periódica.
-Es importante incorporar como rutina la elevación de las piernas durante el tiempo de descanso.
-También caminar o practicar deportes en mitad del día o una vez finalizado el trabajo.
-Durante el descanso nocturno hay que elevar los pies de la cama 10 a 20cm.
-También son útiles los baños con agua fría.
-Tanto el sauna como los baños termales pueden realizarse por 5 minutos, tomando una ducha de agua fría posteriormente.
-La exposición al sol prolongada empeora la insuficiencia venosa.
-La dieta balanceada ayuda, dado que previene dos factores de riesgo: el sobrepeso y la obesidad.
-Los ejercicios antiestasis deben realizarse a la mañana y a la tarde, acostado y con las piernas elevadas. Entre éstos se cuentan subir la pierna y flexionarla al llegar al abdomen, para luego estirarla nuevamente a medida que va bajando unas 15 a 20 veces; mover simultáneamente para adelante y para atrás los dedos de los pies por 30 segundos; girar los pies para adentro y para afuera (30 segundos); mover los pies para adelante y para atrás; pararse en puntas de pie unas 15 veces en forma alternada y practicar deportes adecuados (caminar, nadar, correr, andar en bicicleta, bailar, patinar, jugar al golf).
-También es importante utilizar el calzado y la ropa adecuada (no tacos altos ni cosas muy ajustadas), así como también llevar siempre una media elástica, sobre todo en viajes largos o cuando hay que estar mucho tiempo de pie.

 

Contacto:
*Dra. Laura Ximena Caldevilla
Médica del Staff de Cirugía Vascular Periférica y Flebología
Hospital Universitario Austral
LCALDEVI@cas.austral.edu.ar

 

 

 

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