Qué es
La otitis es una inflamación del oído que puede afectar distintas partes de su estructura. Según la zona comprometida, se clasifica en otitis externa y otitis media.
La otitis externa es la infección de la piel que recubre el conducto auditivo externo, es decir, la parte del oído que va desde la oreja visible hasta el tímpano. Este conducto es una prolongación de la piel del rostro, por lo que comparte sus características: puede irritarse, lesionarse o infectarse cuando permanece húmedo o cuando se lo manipula con hisopos u objetos. Por eso también se la conoce como “oído de nadador”.
La otitis media, en cambio, es la inflamación del oído medio, la cavidad que se encuentra detrás del tímpano y contiene los pequeños huesecillos encargados de transmitir el sonido. Es mucho más frecuente en los niños, debido a que la trompa de Eustaquio —el conducto que comunica el oído medio con la parte posterior de la nariz— es más corta y horizontal que en los adultos, lo que facilita el paso de mucosidad y gérmenes.
Ambos tipos pueden presentarse de forma aguda (duración menor a tres semanas), subaguda (de tres semanas a tres meses) o crónica (cuando los episodios se repiten o persisten más de tres meses).
La otitis es una de las enfermedades más comunes de la infancia. Se estima que nueve de cada diez chicos menores de cuatro años tendrán al menos un episodio en algún momento.

Síntomas
Los síntomas varían según el tipo de otitis y su evolución.
En la otitis externa, el dolor suele ser intenso y aumenta al tocar el trago de la oreja (la pequeña prominencia que se encuentra justo delante del oído). Puede haber enrojecimiento, picazón, sensación de oído tapado y, en casos más severos, secreción purulenta.
La otitis media aguda se manifiesta con dolor de oído, fiebre, irritabilidad y rechazo del alimento en los bebés, que sienten molestias al succionar. En algunos casos aparece supuración si el tímpano se perfora. También puede haber hipoacusia temporal, es decir, una disminución momentánea de la audición, que suele revertirse cuando se cura la infección.
En las otitis crónicas, los síntomas cambian: la secreción puede ser persistente, el dolor desaparece y la pérdida auditiva se vuelve más notoria. En los casos de otitis crónica, la infección puede dejar secuelas como la perforación de la membrana timpánica.
Otros síntomas menos frecuentes son escalofríos, náuseas o vómitos. La diarrea puede presentarse como efecto secundario del antibiótico, no de la infección en sí.
Causas
La otitis externa suele aparecer en verano o en contextos de alta humedad. Se produce cuando la piel del conducto auditivo se mantiene mojada durante un tiempo, lo que favorece el crecimiento de bacterias u hongos. También puede deberse a pequeñas lesiones provocadas al introducir objetos o hisopos en el oído. En esos casos, la piel pierde su protección natural y se inflama.
La otitis media, en cambio, es una infección de la mucosa del oído medio. En los niños es muy común porque su anatomía favorece que los gérmenes que habitan en la nariz o la garganta lleguen fácilmente al oído. Suele aparecer después de un resfrío o de un cuadro alérgico y, en la mayoría de los casos, está causada por bacterias como Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae y Moraxella catarrhalis.
Existen distintas formas de otitis media:
- La aguda es la más frecuente y se presenta con dolor, fiebre y, a veces, secreción.
- La efusiva o seromucosa no es infecciosa sino inflamatoria, y se caracteriza por la presencia de moco en el oído medio. Ese moco puede convertirse en un caldo de cultivo para una infección si se suma un cuadro viral.
- La crónica aparece cuando la inflamación no se resuelve o el tímpano queda perforado. También puede deberse a una retracción del tímpano —cuando la membrana se hunde hacia adentro—, lo que favorece la acumulación de piel en su interior y forma un colesteatoma.
Entre los factores predisponentes se incluyen las adenoides agrandadas, las alergias respiratorias, el humo del tabaco en el hogar, la asistencia a guarderías (donde los virus circulan más) y el hábito de dar la mamadera al bebé acostado. En algunos casos poco frecuentes, las malformaciones del paladar —como el paladar hendido— también pueden afectar la ventilación del oído.
En invierno predominan las otitis medias; en verano, las externas.
Diagnóstico
El diagnóstico es clínico. El médico observa el oído con un otoscopio, instrumento que permite ver el conducto auditivo y el tímpano. En la otitis externa, el conducto se ve estrechado y enrojecido; en la otitis media, puede observarse un tímpano inflamado, opaco o perforado.
Durante la fase aguda no se indican audiometrías, ya que la inflamación altera los resultados. Si la audición no se recupera luego de tres semanas de tratamiento, se solicita una prueba auditiva para evaluar si persiste líquido en el oído medio o alguna secuela de la infección.
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de otitis.
En la otitis media aguda, los pediatras suelen observar el cuadro durante las primeras 48 horas con analgésicos y antitérmicos. Si el dolor y la fiebre no mejoran, se inicia antibiótico: el más utilizado es la amoxicilina por 7 a 10 días. Si no hay mejoría, se pasa a amoxicilina con ácido clavulánico y, en casos muy resistentes, a antibióticos endovenosos. La gran mayoría de los niños responde al esquema inicial.
En la otitis externa, el tratamiento consiste en gotas óticas con antibióticos y corticoides, que se aplican directamente en el oído. También se recomienda mantener el oído seco y evitar cualquier manipulación. Si el paciente siente que quedó agua luego de nadar, puede colocarse una gota de alcohol boricado, que ayuda a secar el conducto por evaporación y tiene un leve efecto antiséptico.
Cuando la infección se hace crónica, puede ser necesario un tratamiento quirúrgico. En los niños con otitis de repetición se colocan tubos de ventilación (diábolos), pequeños drenajes que permiten airear el oído y evitar la acumulación de líquido. Si el tímpano quedó perforado o los huesecillos se dañaron, se realiza una timpanoplastia, cirugía que reconstruye la membrana timpánica y, cuando es necesario, las estructuras del oído medio.
Estas intervenciones se indican generalmente después de los 9 años, cuando la trompa de Eustaquio ya funciona correctamente y disminuye el riesgo de que el problema reaparezca.
Complicaciones
Aunque son poco frecuentes gracias al uso oportuno de antibióticos, las otitis pueden complicarse si no se tratan a tiempo. El oído medio está muy cerca de estructuras importantes como el cerebro, el nervio facial y los órganos del equilibrio. Por eso, una infección no controlada puede extenderse y provocar mastoiditis (infección del hueso mastoides), meningitis, absceso cerebral, trombosis del seno venoso o incluso parálisis facial.
Estas complicaciones son raras, pero posibles, y requieren tratamiento hospitalario y, en ocasiones, la intervención conjunta de otorrinolaringólogos y neurocirujanos.
Prevención
Algunas medidas simples ayudan a reducir el riesgo de otitis o de que los episodios se repitan:
- Evitar el uso de hisopos o introducir objetos en el oído.
- Secar suavemente las orejas con una toalla después del baño o de nadar.
- Si el oído queda húmedo, aplicar una gota de alcohol boricado (solo si el tímpano está sano).
- Promover la lactancia materna y evitar dar la mamadera con el bebé acostado.
- No fumar ni permitir que otros fumen en ambientes cerrados.
- Tratar adecuadamente las alergias y las infecciones respiratorias.
- Mantener al día las vacunas del calendario infantil, especialmente la antineumocócica, que previene infecciones por Streptococcus pneumoniae.
Pronóstico y cuándo consultar
La mayoría de los cuadros se resuelven por completo si se tratan en tiempo y forma. Si el dolor y la fiebre no mejoran en 48 horas, si aparece secreción por el oído, pérdida auditiva o desequilibrio, es importante volver a consultar al médico.
En los bebés, también se recomienda hacerlo ante irritabilidad persistente o rechazo de la alimentación. Si los episodios se repiten con frecuencia (más de cinco en seis meses), es esencial evaluar con especialistas en Otorrinolaringología otras formas de tratamiento. La detección y el tratamiento tempranos evitan complicaciones y protegen la audición del paciente.
Si sospechás una otitis o querés consultar por cuadros a repetición, no dudes en solicitar un turno y acercarte al Hospital Universitario Austral.
Información elaborada por el Hospital Universitario Austral con la colaboración y supervisión de la Dra. Agustina Lagioia Alcayaga, del Servicio de Otorrinolaringología.







