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Fármacos: el sobreuso y el peligro de la automedicación

Viernes 16 de agosto de 2013

Si bien los medicamentos son en su mayoría sumamente útiles y nos ayudan a lidiar con enfermedades de todo tipo, desde las más simples hasta las más severas y complejas, lo cierto es que la administración y la toma excesiva de ellos a veces supone un problema.

 

Esto ocurre, por ejemplo, ante el sobreuso o bien en presencia de la automedicación.  Para conocer un poco más en profundidad cuándo un fármaco puede ser útil y cuándo no, Ana Fajreldines, farmacéutica Clínica integrante del servicio de Farmacia del Hospital Universitario Austral (HUA), brinda ciertas respuestas a estos interrogantes.

 

“Los medicamentos pueden ser un ‘desperdicio’ desde tres puntos de vista. Por un lado, desde la perspectiva del sistema de salud, pueden convertirse en grandes e innecesarias compras para cubrir necesidades que no existen o que no han sido evaluadas con estudios en la población que acude a los hospitales públicos. Estas adquisiciones innecesarias van en detrimento de otras que sí son necesarias para la población. Esto ocurre tanto en el sistema público como en el privado”.

 

“Por otro lado, continuó Fajreldines, desde el punto de vista de los sanitaristas, los medicamentos son un desperdicio cuando se prescribe irracionalmente, es decir, cuando se recomienda un fármaco que podría ser reemplazado por otro más útil y barato –por lo tanto más costo efectivo-, y por último, desde la mirada del paciente, cuando se incurre en la práctica de la automedicación”.

 

Además, tanto la automedicación como el sobreuso de un fármaco tienen siempre consecuencias negativas en la salud, dado que no hay medicamentos que “lo curen todo”. De hecho, suelen aliviar el dolor pero generan además algún efecto indeseable.

 

“Esto quiere decir que los medicamentos no son mágicos, razón por la cual los griegos llamaban ‘veneno’ a las primeras sustancias que descubrieron con utilidad terapéutica”, completó la especialista.

 

Todo esto sin dejar de mencionar que cuando un fármaco se consume mucho genera lo que se conoce como resistencia. Este proceso tiene lugar cuando el organismo ya generó sus propios mecanismos para no responder a esa droga –como si se hubiera acostumbrado- y por ende ésta no puede ejercer la acción curativa que se suponía generar.

 

“En esos casos, por lo general, se recurre a un aumento de dosis que puede ser perjudicial”, refirió la farmacéutica Ana Fajreldines, quien completó: “Esta situación suele verse en fármacos que la gente toma mucho, sin control y bajo automedicación, como por ejemplo los analgésicos”.

 

Al ser consultada respecto a los riesgos de esta conducta, la especialista contestó que “son muchos”. En nuestro país los medicamentos más usados son los pertenecientes a 2 grupos: los analgésicos llamados no esteroideos, y los antibióticos.

 

Estos dos grupos son los más conocidos mundialmente por generar desde el 2-10% de los ingresos a hospitales por efectos adversos dependiendo de los diversos autores que han estudiado este punto. Además, está comprobado que los eventos adversos asociados a la medicación son la principal causa de muerte en el ámbito de la salud.

 

“Cientos de personas mueren en los hospitales por infecciones propias de cada hospital. Esto empezó por la práctica incorrecta de la prescripción inadecuada de antibióticos y el uso irracional por parte del paciente ambulatorio que no accede a un médico y va a una farmacia y pide antibióticos sin saber qué tiene ni qué acción generan esas sustancias”, sostuvo la especialista.

 

Para concluir, la especialista aclaró: “La prescripción irracional, la venta irracional y el consumo irracional se combaten con entornos educativos, positivos, y acciones proactivas por parte del sistema de salud y de cada persona que comprende que este entorno, lo hacemos todos. También es vital que el sistema mediante sus leyes nos anime y obligue a obrar así”.

 

“Actualmente tenemos que ser optimistas y mirar para adelante porque Argentina está llevando a cabo algunas medidas prudentes para detener esto: en las farmacias serias, por ejemplo, ya no dispensan antibióticos sin receta; o bien el paciente antes de ir a la consulta suele estar bastante informado sobre los medicamentos y lo que causan. Vamos hacia ese camino, tenemos que recorrerlo todos y hacer de él un gran aprendizaje”, completó.

 

Contacto:
*Ana Fajreldines
Farmacéutica Clínica
Servicio de Farmacia
Hospital Universitario Austral
AFAJRELDIN@cas.austral.edu.ar

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