“La prevención de eventos cardiovasculares es un tema que requiere trabajo en equipo. Por un lado, el rol del profesional que debe participar en la prevención primordial (aquella que se realiza antes que la enfermedad exista, trabajando en poblaciones ‘vírgenes’ como los niños), la prevención primaria (que se lleva a cabo en personas con algún factor de riesgo pero libres de enfermedad) y la prevención secundaria que es aquella que se realiza en personas que han padecido algún aspecto de enfermedad cardiovascular. En ese caso, lo que se trata es de evitar un segundo evento”, consignó el Dr. Alejandro Hita, director del Instituto de Cardiología y Terapéutica Cardiovascular del Hospital Universitario Austral (HUA).
“Por otra parte –continuó el especialista- otro actor fundamental es el estado a través de sus políticas de salud. Este concepto es el de ‘salud poblacional’ y engloba medidas como la reducción de la sal en los alimentos que son determinantes a la hora de prevenir un evento cardiovascular. También se cuentan las campañas de difusión que siempre son útiles y necesarias para alcanzar objetivos”.
“Los factores de riesgo ‘clásicos’ como el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes, las dislipemias, la obesidad, el estrés o el sedentarismo impactan en todas las poblaciones. Sin embargo, los hábitos, el tipo de alimentación, el nivel socioeconómico y el medioambiente en el que las personas viven establecen claras diferencias en el resultado final. Esto se refleja en realidades epidemiológicas diferentes para los diversos países”, expuso por su parte el Dr. Hita.
Claves para la prevención
Los hábitos a modificar se relacionan directamente con los factores de riesgo enumerados.
“Las claves de éxito son: realizar ejercicio -puede ser una simple caminata activa de 40 minutos 5 veces por semana- desestimar absolutamente el tabaquismo, mantener la presión en valores de 120/80 (12-8), lograr un adecuado control de los hidratos de carbono (hemoglobina glicosilada menor a 5.7%), tener una masa corporal menor a 25, realizar una dieta balanceada que incluya fibras, frutas, verduras y muy escasa ingesta de sodio y azucares. Por último, mantener un colesterol total menor a 200 mg”, enumeró el especialista del HUA.
En cuanto a cuáles son las poblaciones más afectadas por las enfermedades del corazón, el Dr. Hita mencionó a aquellas carenciadas, o bien las que acumulan factores de riesgo. “Habitualmente se dice que los pueblos del subdesarrollo padecen doblemente el impacto de las enfermedades transmisibles y el de las no trasmisibles, constituyéndose de esta forma en poblaciones muy expuestas”, comentó.
“Podríamos concluir que las poblaciones con mayor riesgo son aquellas en las que sus profesionales y sus gobiernos no han tomado conciencia ni han implementado los programas adecuados para llevar adelante un plan integral de prevención cardiovascular”, completó Hita.
Un caso particular
El fenómeno ocurrido en la comunidad de Helena en Minnesota, Estados Unidos, describe la importancia de la concientización respecto de la enfermedad. Esta pequeña comunidad de 47 mil habitantes sancionó en junio del 2002 una ley antitabaco. Durante los seis meses posteriores se registró una reducción del 40% en los eventos cardiovasculares. Sin embargo, la ley fue apelada y derogada en diciembre de ese año, anulando la prohibición. Esto determinó un incremento del 40% en el número de eventos cardiovasculares como motivo de ingreso a los hospitales.
Contacto:
*Dr. Alejandro Hita
Director del Instituto de Cardiología y Terapéutica Cardiovascular
Hospital Universitario Austral
AHITA@cas.austral.edu.ar