Desde el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) dieron a conocer un informe recientemente realizado, según el cual la salud y el aspecto de la piel dicen mucho sobre las enfermedades que una persona puede tener.
Como parámetro, el análisis publicado en Journals of Gerontology y llevado a cabo por la empresa Unilever y el Centro Universitario de Medicina Leiden de Holanda, consideró que las personas con menos arrugas, líneas de expresión y marcas en el rostro no sólo parecían más jóvenes sino que además tenían la presión sanguínea más baja, y por ende presentaban menor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares.
Para corroborarlo analizaron a 514 adultos –hombres y mujeres- de 63 años de edad promedio. “Las conclusiones de esta experiencia afirman que se puede relacionar el aspecto ‘joven’ de la piel con el desarrollo de enfermedad cardiovascular, porque vieron que la gente con ancestros longevos tenía un aspecto más joven, tomando como parámetro una zona no expuesta al sol de la cara interna del brazo. También establecieron que presentaban menos alteraciones cardiovasculares como por ejemplo hipertensión arterial. Sin embargo, dado que estos datos pertenecen sólo a un grupo de personas, no pueden ser extendidos a toda la población. Además, no se consideraron otros factores que condicionan tanto la piel como la posibilidad de desarrollar enfermedades como por ejemplo el tabaquismo y el índice de masa corporal”, comentó la Dra. Ana De Pablo, médica del staff de Dermatología del Hospital Universitario Austral (HUA).
“Los investigadores suponen que la hipertensión arterial genera una reducción de la microvasculatura cutánea, lo que le da un aspecto más envejecido a la piel. Esta es una hipótesis, aunque todavía no ha sido totalmente demostrada porque, por ejemplo, la presencia de ‘arañitas’ o telangiectasias en la cara puede ser expresión de varias causas”, agregó.
Sin ir más lejos, el daño solar crónico favorece la aparición de estas lesiones, pero además hay pieles que tienen una mayor tendencia a padecerlas como por ejemplo aquellas muy blancas o las que se enrojecen fácilmente.
Además, las “arañitas” pueden formar parte de un cuadro conocido como rosácea, en el cual se desarrolla enrojecimiento difuso que se exacerba cerca de las fuentes de calor.
“Entonces, por el momento, la presencia de vasos dilatados, junto a un aspecto de piel más envejecida, se asocia al fotoenvejecimiento y al hábito de fumar, situaciones por las cuales además la piel suele verse más opaca, engrosada, con manchas y arrugada”, completó la Dra. De Pablo.
Contacto:
*Dra. Ana De Pablo
Médica del staff de Dermatología
Hospital Universitario Austral
ADEPABLO@cas.austral.edu.ar