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Ante los primeros días de sol, prevenciones para el cáncer de piel

Viernes 6 de octubre de 2017

Los especialistas hacen foco en los tipos “no melanoma”, más benévolos aunque mucho más frecuentes. “Es importante examinar cualquier crecimiento anormal en la piel”, afirmó el Dr. Mario A. Abbruzzese, especialista del Hospital Universitario Austral.

El cáncer de piel es la forma más frecuente de cáncer en el ser humano y presenta tres tipos principales: el más habitual es el carcinoma basocelular (también llamado carcinoma de células basales), y luego están el carcinoma espinocelular o carcinoma de células escamosas y el melanoma.

La mayoría de los cánceres de piel se curan, especialmente cuando se tratan en su fase inicial. Y para eso es importante examinar cualquier crecimiento anormal en la piel que aumente o persista durante unas semanas porque al principio no producen síntomas», explicó el Dr. Mario A. Abbruzzese, integrante del servicio de Dermatología del Hospital Universitario Austral.

Tanto el carcinoma basocelular como el carcinoma espinocelular, por lo general, se agrupan bajo la denominación de “cáncer cutáneo no melanoma”, pero comparten con el melanoma el factor que, al menos en parte, los produce: la exposición solar prolongada. De hecho, por eso el cáncer de piel es más habitual entre las personas que trabajan o practican deportes de exterior y aquellas que toman sol.

El Dr. Abbruzzese aseguró: “En el caso del carcinoma basocelular, suele desarrollarse en las superficies de la piel que están expuestas a la luz del sol (cabeza o cuello), y es excepcional su diseminación hacia otras partes distantes del cuerpo (metástasis). Lo que sí ocurre es que invade y destruye lentamente los tejidos circundantes”.

Por su parte, el carcinoma espinocelular (CEC) es el segundo en frecuencia y representa un 20% de las malignidades cutáneas. Su incidencia aumentó un 50 a 200% en los últimos 30 años.

“La posibilidad de desarrollar un CEC depende de la exposición a ciertos factores de riesgo (la luz ultravioleta es el más importante) pero también de características específicas del paciente como edad, tipo de piel y etnia. En este sentido, es más frecuente en hombres de piel y ojos claros, mayores de 60 años, y en pacientes con defensas bajas (inmunosuprimidos o trasplantados)”, sumó el especialista.

Los CECs se originan por una proliferación maligna de las células de la epidermis (capa superficial de la piel) o sus anexos (folículo piloso) y comprometen la piel y a las mucosas.

Crecen de forma destructiva local pero, a diferencia del carcinoma basocelular, pueden dar metástasis, inicialmente por vía linfática a los ganglios regionales y posteriormente a sitios distantes.

“Otra de las características de los CECs es que pueden presentarse sin una dermatosis preexistente, aunque en general surgen a partir de lesiones precursoras. Éstas por lo generan son lesiones precancerosas, rojas o pardas, escamosas y ásperas originadas en el daño de las células de la epidermis por la luz UV. Respecto a su localización, la cara, los labios, el dorso de las manos y los antebrazos llevan la delantera, aunque pueden darse en cualquier lugar del cuerpo. La evolución de los CECs depende de una serie de variables como dermatosis previa, localización, tamaño, características histopatológicas y estado inmune del paciente”, amplió el Dr. Abbruzzese.

A pesar del bajo potencial de los CECs de dar metástasis a distancia, la presencia de estas variables se asocia con un peor pronóstico. Por lo tanto, es fundamental una cuidadosa evaluación y un adecuado manejo temprano de todos los casos (la extirpación quirúrgica es el método de elección), para preservar las altas chances de curación de estos tumores, y no subestimar su potencial agresividad.

 

En cuanto a cuáles son las principales medidas de prevención, el especialista enumeró:

*Evitar el sol: buscar la sombra y reducir al mínimo las actividades al aire libre entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde (cuando los rayos del sol son más fuertes).

*Evitar tomar sol o usar camas solares.

*Utilizar ropa que brinde protección: camisas de manga larga, pantalones y sombreros de ala ancha.

*Utilizar protector solar: como mínimo factor de protección solar 30 (FPS 30) con protección UVA y aplicarlo cada 2 horas y después de nadar. No utilizarlo para prolongar la exposición al sol.

 

 

Contacto:

*Dr. Mario A. Abbruzzese
Integrante del servicio de Dermatología
Hospital Universitario Austral
mabruzze@cas.austral.edu.ar

 

 

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