Nota publicada en la Nación.
Por Nora Bär
Además de los que abundan en otros ámbitos, los argentinos también tenemos problemas con la almohada: datos proporcionados por el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y BioquÃmicos (Safyb) indican que entre 2007 y 2016 aumentaron un 53% las ventas de medicamentos para dormir.
Entre las cerca de 80 patologÃas catalogadas están las apneas, que provocan despertares de cinco, diez o quince segundos (en ocasiones, varias veces por hora). Se manifiestan por ronquidos fuertes, respiración irregular y ahogos nocturnos y generan cansancio extremo, dolor de cabeza en la mañana, somnolencia, dificultad en la concentración y memoria, irritabilidad. Además, aumentan el riesgo de accidentes laborales y siniestros viales.
El rastro que dejan no pasa inadvertido. «Las consecuencias inmediatas son cansancio, malhumor, pérdida de memoria y desajustes sociales –explica Daniel Pérez-Chada, jefe del Servicio de NeumonologÃa y profesor adjunto de Medicina del Hospital Universitario Austral-. Las alejadas están vinculadas con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, particularmente hipertensión arterial, ACV, infarto y arritmias cardÃacas. De todas estas la que está más documentada es la asociación con la hipertensión de difÃcil control».
Pero a pesar de su trascendencia, no se sabe muy bien a qué proporción de la población afectan. Las primeras publicaciones sostenÃan que el 4% de los varones y el 2% de las mujeres las padecÃan. Pero «en los últimos diez años -dice Pérez-Chada- aparecieron otros estudios realizados con métodos de mayor sensibilidad. En San Pablo, Brasil, por ejemplo, mostraron que afectaban al 38% de la población estudiada. En Suiza, también con un diseño experimental muy prolijo, con polisomnografÃa en el domicilio, encontraron que hasta el 49% de los hombres en la edad media de la vida pueden experimentarlas».
Para conocer con precisión cuál es la prevalencia de este trastorno que podrÃa afectar a uno de cada tres a cinco adultos en el paÃs, la SecretarÃa de Gobierno de Salud lanzó en colaboración con la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria una importante encuesta que se realizará en la Capital, el Gran Buenos Aires, Córdoba y Rosario en los próximos cuatro meses.
«El estudio tiene dos etapas -detalla Pérez-Chada-: en la primera, se harán entrevistas en las que se incluye un grupo de preguntas que permiten discriminar qué individuos podrÃan llegar a tener apneas del sueño y quiénes no. A los que tengan mayor riesgo se los invita a hacer un estudio de sueño en su domicilio (calculamos que serán unos 600). Un técnico les llevará un equipo para que se lo coloquen en la noche y al dÃa siguiente sea recuperado. Mide la frecuencia cardÃaca, la oxigenación de la sangre, la entrada y salida de aire, y el esfuerzo que se hace para respirar. Se llama poligrafÃa respiratoria domiciliaria. Al finalizar, tendremos, por un lado, datos subjetivos, y por otro, una medición objetiva sobre la presencia o no del trastorno».
Un problema frecuente
Participarán encuestadores y técnicos especialmente entrenados y, si existiera alguna duda sobre la autenticidad de la información, se puede confirmar en un número gratuito de la SecretarÃa de Gobierno de Salud: 0800 999 3040, opción 3.
Según explica el especialista, las apneas del sueño podrÃan ser la enfermedad respiratoria más frecuente, porque el asma, la bronquitis crónica o la fibrosis pulmonar tienen una prevalencia muchÃsimo más baja, y sin embargo son mucho más conocidas.
«Aun siendo muy conservadores, pensamos que este cuadro, que tiene consecuencias inmediatas en la calidad de vida y más alejadas en el aparato cardiovascular, podrÃa comprometer al 15% de la población en la edad media de la vida», destaca.
El 100% de los pacientes que las padecen tiene una alteración anatómica. Dentro de ese grupo, los hay que tienen una alteración del control de la ventilación durante el sueño, de la actividad de los músculos que le dan estabilidad a la vÃa aérea superior o del umbral del despertar. «Uno de los factores de riesgo más importantes de las apneas del sueño es la obesidad -afirma-, no solamente porque la acumulación de grasa en la zona del cuello tiene un efecto gravitacional, que hace que los tejidos de la garganta pierdan fuerza durante las horas de sueño, sino también porque hace que los volúmenes pulmonares se reduzcan cuando estamos acostados».
Se piensa que afecta más a los varones porque la vÃa aérea de las mujeres es menos «colapsable». Esto explicarÃa también por qué con el climaterio, cuando se producen cambios hormonales muy importantes en la mujer, aumenta la tendencia a padecer apneas del sueño. También se atribuye esta diferencia a la longitud de la vÃa aérea: se dan con más frecuencia cuanto más larga es la columna entre el paladar rÃgido y la epiglotis.
Hay distintas estrategias para que las apneas no se transformen en una pesadilla, dependiendo de la severidad del cuadro. «Las formas leves y moderadas -explica Pérez-Chada- se pueden tratar con el cambio de una conducta; por ejemplo, durmiendo de costado, disminuyendo la cantidad de alcohol en las comidas, evitando los psicofármacos y la congestión nasal. Pero hay pacientes que aun cumpliendo con estas pautas no logran disminuir el número de apneas, y para ellos hay distintas alternativas. Desde dispositivos de ‘avance mandibular’ hasta el tratamiento con presión positiva continua, que es una máscara nasal conectada con un aparato que lanza aire a presión, entre otros».
La Nación
Salud – 18 de noviembre de 2019
Por Nora Bär