NOTA PUBLICADA EN CLARÍN EL 13/09/2020 - EMILIA VEXLER
Es el tumor más frecuente en las mujeres, que causa 5.600 muertes al año. Insisten en que las mujeres no suspendan la visita al ginecólogo ni los estudios de diagnóstico.
Los controles ginecológicos se redujeron hasta un 70% en todo el país por la pandemia del coronavirus. Y, en la gran mayoría de los casos, a las mujeres sólo se les examinan los pechos cuando van a la consulta ginecológica. Pero el cáncer de mama nunca estuvo en cuarentena.
Es el tipo de cáncer que más afecta a las mujeres, con más de 18.000 casos y 5.600 muertes por año en el país.
Los especialistas alertan sobre estos más de cinco meses de falta de chequeos en un una afección «no covid-19» tan frecuente en las argentinas. Las consecuencias pueden ser graves. Que no se les detecten los tumores mamarios a tiempo, primero, pero, también, que los tumores sean más grandes que lo habitual, en menos tiempo.
Hay que recordar, dicen, que muchas mujeres con esta enfermedad -al igual que con el coronavirus- son asintomáticas. Eso es un gran problema.
Hay distintos tipos de cáncer de mama. Pero, en general, un tumor tarda 2 años en hacerse palpable. Otros, crecen rápidamente, hasta en seis meses.
«La pandemia se extiende, la cuarentena también (ahora, hasta el 20 de septiembre), y las mujeres no se controlan. El cáncer de mama aumenta su frecuencia con la edad. Pero, aproximadamente, 1 de cada 8 mujeres van a sufrir cáncer de mama a lo largo de su vida. Desde la década del 70 tenemos una herramienta habitual para realizar controles: la mamografía. Este estudio, de forma anual, demostró la disminución en un 30% de la mortalidad por cáncer de mama», subraya a Clarín Marcia Oliva, jefa del Servicio de Diagnóstico Mamario del Sanatorio Otamendi.
Pero la mamografía -que suele hacerse por primera vez después de los 40 años o, antes, si tienen factores de riesgo- no es la única herramienta, ya que en las mamas más densas, puede disminuir la sensibilidad. Por eso, también son necesarias las ecografías mamarias. Otro estudio que muchas dejaron de hacerse y es el indicado para casi el 50% de la población de mujeres.
«Por supuesto, esto es para las mujeres asintomáticas. Las que tienen algún síntoma de enfermedad mamaria, no importa la edad que tengan, deben consultar. Pero, lamentablemente, en pandemia nuestras consultas disminuyeron muchísimo. Casi un 70%», detalla Oliva.
«Esto nos asusta a los médicos -dice-. Sabemos que el diagnóstico precoz es fundamental para este cáncer. Si se identifica a tiempo, la tasa de curación es cercana al 100%. Si no, por supuesto que no. Además, en un diagnóstico tardío la morbilidad asociada a los tratamientos aumenta».
Entre el aislamiento obligatorio y los miedos de las pacientes a acudir a clínicas y hospitales para evitar contagios, marzo, abril y mayo fueron los meses más bajos de consultas en el Otamendi y en otros centros privados de igual tamaño en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Natalia Kienast, ginecóloga y obstetra del CEMIC, confirma que allí «sólo se acercó el 30% de las mujeres que lo hacen todos los años». En el Hospital Británico disminuyeron un 50% tanto las mamografías y como las ecografías mamarias.
«Estamos atendiendo un 40% menos de pacientes que antes, lo que lleva a que se diagnostiquen menos tumores mamarios en fases iniciales. Esto no significa que hay menos cáncer de mama, sino que una proporción de mujeres con cáncer asintomático aún no se han realizado los chequeos. Tampoco sabemos si esto luego va a tener un impacto en el tamaño de los tumores, ¿serán más grandes de lo habitual? O si la sobrevida de las mujeres se verá perjudicada producto de esta demora», suma Ignacio McLean, director del Centro Mamario del Hospital Universitario Austral y docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
Esta semana se publicó una investigación en el Journal of the American College of Surgeons que pudo comprobar esto, detalla McLean. «Que los tumores se detectan en una etapa un poco más avanzada, pero dado el corto tiempo (desde que por la pandemia dejaron de chequearse) no pueden determinar si esto tiene un impacto real en la sobrevida de las pacientes».
En estos meses, además, pocas mujeres se sentaron en la cama, posaron un brazo sobre la cabeza y se realizaron el autoexamen de mamas.
«No es una práctica realizada de modo sistemático. Inclusive, la forma en que lo realizan no obedece a una técnica. Muchas refieren no hacerlo por ‘temor a encontrarse algo’ y prefieren que sea otro el que le anuncie un problema. Otras dicen que al ‘no poder interpretar correctamente”’ lo que palpan, prefieren no hacerlo», explica a Clarín Juan Isetta, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología.
En el resto de las provincias, en la época prepandemia, las mujeres ya se controlaban menos que en Buenos Aires. Y la situación se agudizó ahora.
En Jujuy, ante la caída de consultas, se implementó un sistema de turnos a través de la web del Ministerio de Salud provincial. Pero recién en junio comenzó la atención con frecuencia. En el Sanatorio Allende de Nueva Córdoba, el servicio de ginecología alcanzó en julio el 60% de trabajo respecto el año pasado en este área. El jefe del Programa de Cáncer de Mama y Cuello Uterino de Mendoza, Santiago Orrico, informó que «desde que comenzó la cuarentena se suspendieron los controles preventivos, pero continuaron los procedimientos de diagnóstico que estaban en marcha».
«Como con el coronavirus, tampoco hay vacuna para el cáncer de mama. Pero la prevención son los chequeos anuales. Que no se hicieron», cierra Oliva.