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Del dolor al triunfo

Miércoles 7 de febrero

«Mi nombre es Martín de Haro y tengo 52 años. Practico taekwondo desde los 11 años, soy 4° DAN e instructor internacional, competí con los mejores en campeonatos nacionales e internacionales. Junto a Mariana, mi señora, tenemos dos hijos varones, los cuales también practican taekwondo.

A los 38 años comencé a sentir molestias y dolores fuertes en mi cadera, fue ahí que me diagnosticaron artrosis bilateral. Los médicos me decían que tenía la cadera de una persona de 80 años, cada vez se fue poniendo peor y hasta me costaba caminar, a tal punto que los médicos me recomendaron pedir un certificado de discapacidad.

Tuve que dejar de dar clases  de taekwondo porque no soportaba estar parado y, si bien seguía practicando porque siempre fue mi pasión, ya no podía moverme en las clases.

Este problema limitaba mi vida en todo sentido, no podía caminar más de dos cuadras porque comenzaba a doler de una forma insoportable, no podía ni siquiera atarme solo los cordones de las zapatillas.

Vivía tomando calmantes que me relajaban de noche, pero a medida que pasaban las horas del día,  mi cadera se inflamaba y el dolor cambiaba hasta mis estados de ánimo, me sentía una persona de edad avanzada, que estaba terminando su vida.

Los médicos que había consultado en otros hospitales cerca de mi domicilio, me recomendaban que no me opere porque las prótesis que había en ese momento se desgastaban rápidamente para una persona de mi edad, pero la verdad es que todo se tornaba insoportable. Conviví 12 años con ese dolor.

Hasta que mi cuñado, quien se había operado de su cadera derecha con el Dr. Federico Burgo, y la operación le resulto excelente, me recomendó ir a verlo. Yo me resistía ya que todos los médicos me decían que no me opere. Pero en la pandemia trabajando desde casa y estando más cerca de mi familia, me di cuenta de que el dolor y mis estados de ánimo no me permitían disfrutar de ellos. Al querer jugar al futbol con mis hijos no podía moverme, todo era cuesta arriba.

Alrededor de julio de 2020, en plena pandemia, decidí hacer una consulta con el Dr. Federico Burgo y al estar frente a él, le dije: ‘Dr. vine para que usted me convenza de operarme porque entiendo que no conviene a mi edad’.

El Dr. con todo su equipo de excelentes profesionales, me explicaron que la operación cambiaría mi vida en todo sentido. Me mostraron cuáles serían las ventajas y también las posibles limitaciones, que la operación me permitiría realizar una vida normal, pero en lo deportivo podría realizar mi actividad, el taekwondo, de forma terapéutica y no competitiva, mostrándome movimientos que podría realizar y cuáles no.

El 5 de diciembre de 2020, el Dr. junto a su equipo realizaron la primera intervención en mi pierna derecha, haciendo el reemplazo total de cadera y el 7 de abril de 2021 se realizó en la pierna izquierda.

No tengo palabras de agradecimiento en la atención y la contención a nivel humano que recibí de todo el equipo médico, tanto en los prequirúrgicos, en las operaciones, como el período de recuperación.

También destacar el acompañamiento y contención recibida por el equipo de Kinesiología,  que me ayudo en cada paso de mi recuperación.

En enero de 2022 volví a la práctica de TKD, muy despacio y empezando nuevamente a identificar y trabajar cada músculo de mi cuerpo,  ya que con tantos años de artrosis había perdido muchísima masa muscular y elasticidad. La verdad empecé con miedo, pero a medida que mi cuerpo respondía, incrementaba el entrenamiento Todo fue a fuerza de disciplina y perseverancia, pero cuando uno se propone algo, consigue lo que quiere. Solo es cuestión de tiempo, eso tenía en mi cabeza.

De a poco los dolores iban disminuyendo, hasta que a mitad de año hice una consulta con el Dr. Federico para que evaluara y me diera el OK de cómo estaba practicando, ya que me había dicho anteriormente que no era conveniente que realizara patadas que superaran los 90° de apertura y yo ya las estaba realizando a la altura de la cara. En la consulta me pidió que le muestre cuáles eran los movimientos y me autorizó a realizarlos, pero con mucho cuidado.

Al volver a sentirme tan bien y en armonía con mi cuerpo, y ya abalado por el Dr., empecé  la práctica con mas intensidad y  5 de noviembre de 2023, después de tanto entrenamiento, pude lograr el primer puesto en dos disciplinas, «Luchas» y «Formas», logrando así dos medallas en el Campeonato Nacional de Taekwondo.

 

 

Cuando me entregaron las medallas rompí en llanto, no podía creer lo que había logrado, porque el solo hecho de volver a competir, ganara o no las medallas, era el mejor premio que podía conseguir.

No tengo palabras para agradecer al Hospital Universitario Austral, al Dr. Federico Burgo y a todo su equipo que ayudaron a que mi calidad de vida mejorara».

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