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Como dice la canción ‘Presente’ de Vox Dei, ‘Todo tiene un final, todo termina’.
Finalmente recibí la aplicación número 16 de quimioterapia y terminé mi tratamiento por cáncer de mama.
Le doy gracias a Dios y a cada integrante del equipo por ayudarme a transitar los últimos cinco meses de vida, que guardaré en mi corazón como un tiempo de grandes aprendizajes, nuevas experiencias y, sobre todo, mayor cercanía con Dios y la Virgen.
Son muchos los motivos de mi agradecimiento:
La sonrisa y excelente actitud con que fui recibida siempre por las secretarias y secretarios, que me ayudaban a resolver los trámites relacionados a la obra social, los turnos y la medicación.
La cercanía, paciencia y profesionalidad con que me atendieron y resolvieron mis dudas todo el equipo de Enfermería y los médicos durante todo el tratamiento. Quiero destacar la actitud positiva y delicada con que enfrentaban aplicarme las inyecciones en mis venas rebeldes, que se resistieron en muchas oportunidades.
A todo el personal de limpieza, ya que sin ellos no hubiera podido estar en un ambiente agradable y seguro en el que tuviera pocos riesgos de contagio.
Por último, a los encargados de la coordinación administrativa que hacen posible que el Hospital de Día funcione como un equipo unido, con una gran vocación de servicio, dándose y cuidando a cada paciente como si fuera único.
Recé por todos ellos y sus familias, y lo seguiré haciendo, para que Dios les siga dando la fuerza y alegría para seguir ayudando y conteniendo a los pacientes como lo hicieron conmigo.
¡Gracias, gracias, gracias!”
María del Rosario Altieri.