Es una enfermedad que afecta habitualmente a niños menores de 6 años, aunque también puede impactar a niños mayores. Se contrae principalmente por la ingestión de alimentos contaminados con bacterias, la más frecuente es la Escherichia coli. Afecta en primer lugar al riñón y la sangre, con posibles complicaciones neurológicas, cardíacas y pancreáticas, así como otros órganos. Es una endemia en nuestro país: representa la principal causa de insuficiencia renal aguda y la tercera causa de trasplante renal en niños.
¿Cuáles son los síntomas?
Se manifiesta con una diarrea con sangre, que suele durar 3 o 4 días, seguida de una disminución en la producción de orina y palidez en algunos niños. Además, es común que experimenten irritabilidad o decaimiento.
¿Cómo se contrae?
La bacteria entra en el organismo a través de alimentos o agua contaminados, e incluso por la transmisión de persona a persona.
¿Qué alimentos representan un mayor riesgo?
Esta bacteria, proveniente del ganado vacuno, contamina la carne durante el proceso de faenamiento y procesamiento. La carne picada es particularmente susceptible, ya que la bacteria se adhiere a su superficie y al molerla se introduce en la misma y puede resistir la cocción. Los lácteos también pueden ser fuentes de contaminación y hay casos relacionados con aguas contaminadas, tanto por beberla como por nadar.
¿Cómo prevenir esta enfermedad?
1- Realizar una correcta manipulación de los alimentos:
- Respetar la cadena de frío, tanto en las carnes como los lácteos. Un alimento fresco puede como máximo permanecer dos horas en tiempo acumulativo a temperatura inadecuada (4 a 60°).
- Finalizar la compra del supermercado con las carnes y lácteos.
- Luego de comprar los alimentos, colocarlos rápidamente en la heladera.
- No descongelar sobre la mesada. Descongelar en la heladera, en el microondas o bajo un chorro de agua fría, tomando la precaución de colocarlo nuevamente en la heladera una vez descongelado.
- Una vez que se cocinó el alimento, consumirlo pronto.
2- Guardar los alimentos correctamente.
- Evitar colocar carne en los estantes superiores de la heladera de modo de prevenir que se derrame su jugo sobre otros alimentos.
- No guardar alimentos crudos juntos con los cocidos.
3- Procesar bien los alimentos.
- Lavarse las manos antes de procesar los alimentos.
- Luego de manipular alimentos especialmente la carne lavarse las manos y todo lo que ha tomado contacto con ella, con agua bien caliente (44 grados si es a mano y 60 grados si es en el lavaplatos) y jabonosa.
- No utilizar los mismos cubiertos con la carne cruda y cocida.
- No procesar juntos los alimentos que son de riesgo para esta enfermedad como la carne vacuna con aquellos de menor riesgo como el pollo.
- Lavado adecuado de frutas y verduras con agua potable y de no ser posible, con el agregado de 2 gotas de lavandina por litro de agua y esperar 30 minutos antes de utilizarla.
4- Modos de cocción.
- La temperatura a la cual la bacteria se inactiva es a los 72°.
- Asegurarse siempre que la carne no sea jugosa ni esté rosada o roja en el centro de la misma y que la temperatura de la carne haya llegado a los 72°.
- La carne picada está bien cocida cuando el suero que libera al cocinarse es transparente.
- Tomar en cuenta que si la carne está congelada su tiempo de cocción es mayor al habitual.
- No cocinar la carne de vaca junto con otros alimentos que no son de riesgo.
- La leche pasteurizada y la larga vida pueden consumirse directamente siempre que posterior a su uso se refrigere adecuadamente.
- La leche que no haya sido pasteurizada o las que se duden que se haya respetado la cadena de frío deberá hervirse.
5- Alimentos de riesgo.
- Las carnes jugosas de color rosado o rojo en su centro.
- Aquellos alimentos cocidos que han tomado contacto con carne cruda.
- Alimentos cocidos o lácteos que han perdido la cadena de frío.
- Jugos no pasteurizados (muy infrecuente en nuestro país).
- Procesados con los que no estás seguro de cómo han sido cocidos o almacenados.
6- Alimentos más seguros.
- Pollo, cerdo, cordero, pescado (bien cocidos y que no hayan tenido contacto previo con la carne).
- Lácteos esterilizados (postrecitos, flanes, leche, crema larga vida).
- Recordar que es de todas formas hay que cocinar bien todas las carnes. Es frecuente que previo al empaquetado de los diversos tipos de carnes, las mismas suelan estar en contacto, por lo cual es posible la contaminación de aquellos alimentos más seguros.
Es fundamental
- El lavado de manos:
• Antes y después de cambiar pañales, especialmente en guarderías.
• Luego de ir al baño.
• Antes y después de procesar los alimentos. - Clorar las aguas de natación adecuadamente y aquella de consumo que no sea agua corriente.
- Mantener la cadena de frío de los alimentos.
- Evitar consumir carnes rojas en sitios donde uno no pueda asegurar su correcta manipulación.
- Evitar consumir aquellos lácteos que no podamos asegurar que han mantenido de la cadena de frío.
- Conservar la comida fría a menos de 4 ° y la caliente a más de 60°.
- Manejar con especial cuidado las heces de las personas que han contraído la enfermedad.
- Evitar el consumo de carne cruda o poco cocida por todos los miembros de la familia. El adulto puede ingerir un alimento contaminado, lo que puede provocarle la enfermedad, (el número de casos en adultos se ha incrementado) o transformarse en un portador que disemina la enfermedad a otros miembros de la familia.